martes, 15 de julio de 2008

Apuntes para un Laboratorio Teatral

(Las celdas, uno de los más legendarios montajes del Laboratorio Libertad. Año: 2003.)

Apuntes para un
Laboratorio de puesta en escena experimental
(Ponencia de Jorge Prado Zavala presentada en la Jornada Académica del 7 de Julio de 2008 en Iztapalapa 1)

Nuevamente resulta muy significativo que llevemos hoy a cabo un Coloquio que toca el tema de las artes escénicas en las únicas instalaciones del IEMS que no cuentan con un auditorio construido o en construcción. A esta carencia, sin embargo, hay que oponer los edificios de la imaginación y de la memoria cuyos sólidos argumentos han propiciado que la Institución a la cual servimos cediera en el inevitable reconocimiento de una asignatura teatral que ha existido desde que dicha Institución existe.

Quiero compartir con ustedes algunos criterios que considero pertinentes para la estructuración de una asignatura optativa teatral pertinente dentro del área de Lengua y Literatura. Dado que el programa que yo propongo de un Laboratorio de puesta en escena ya ha sido bastante socializado, sólo procedo ahora a enunciar algunos detalles con los que una definitiva asignatura de Teatro, y de paso la otra de El comentario de textos, puedan enriquecerse y mejorar.

En primer término, es importante observar las necesidades de los estudiantes. Al respecto, sabemos que las mismas son diversas y tan variables como comunidades a las que llega nuestro modelo educativo. Particularmente en Iztapalapa 1, es notoria cierta timidez general en los alumnos para expresar con claridad, sencillez y seguridad ideas y sentimientos en forma oral y, con mayor razón, delante de un auditorio numeroso. Esta carencia los afecta no sólo al momento de exponer cualquier tema frente a sus compañeros de clase, o en la presentación oral de su Proyecto de Problema Eje, lo que ya es preocupante, sino, más importante creo, es que los limita en su vida cotidiana, para comunicarse con sus familiares, sus amigos y compañeros de trabajo, para defender sus puntos de vista, para elaborar una crítica, para afirmar o para disentir de otros discursos. Por esta razón, desde mi ingreso al Instituto vi la conveniencia de incorporar la actividad teatral en distintas formas. Como resultado, fueron notorios cambios positivos de actitud en los muchachos, volviéndose más dispuestos, más abiertos, más expresivos, más disciplinados, más aptos para trabajar en equipo en forma ordenada, puntual y respetuosa. Lo más interesante de todo han sido los gestos de orgullo, que denotan mayor autoestima y menos temor ante la gente y el futuro. Los estudiantes, después de una experiencia teatral profunda, se saben más capaces y responsables para transformar su entorno de alta marginación económica y social, en otro de proyectos y oportunidades.

Otra necesidad apremiante, no sólo en Iztapalapa, es la adecuada asimilación y práctica de métodos de investigación documental (bibliohemerogáfica e informática.) Sin embargo, sobre este ítem la propuesta de algunos de mis compañeros es el agregar un quinto semestre obligatorio especializado, o bien, disponer un margen para ello dentro de la asignatura ya existente de El comentario de textos. La actual idea de sostener esta última materia con un nuevo diseño curricular en donde quepan casi todas las inquietudes de las vetas de lectores y ensayistas de nuestra Macro Academia, sin descuidar las líneas de trabajo rectoras de nuestro Programa General de Estudios (como lectura recreativa y redacción) parece la más adecuada.

Otro aspecto importante para estructurar una materia optativa debería ser el de las capacidades y aptitudes del personal académico, palpable en los altos perfiles profesionales de una planta docente donde abundan la experiencia y los estudios de posgrado. Es deber del Instituto no desaprovechar este potencial. Parece que la misma idea antes mencionada del nuevo diseño de El comentario de textos literarios seguirá esa dirección. No quiero dejar pasar la oportunidad, sin embargo, de que se subraye esa naturaleza simultáneamente rigurosa, clara y ecléctica, donde deberá caber -ojalá- tanto un Seminario de Periodismo como un Taller de Creación Literaria como un Curso de Poesía Modernista.

Precisamente en este sentido del banco profesiográfico de nuestra Academia fue que encontré vetas de investigación y desarrollo que culminaron con la propuesta de asignatura optativa en teatro que he socializado con el título de Laboratorio de puesta en escena teatral, revisada y aprobada por la Academia de Lengua y Literatura de Iztapalapa 1, misma que estuvo a punto de ser autorizada -en 2003- por la Dirección de Planeación para todo el IEMS, pero que fue vetada por la entonces entrante y bastante efímera en su cargo Consultora del área.

Si bien desde entonces la afortunada aparición en otros muchos planteles de otros programas para nuestra optativa teatral relativizan ahora el contenido de mi propia propuesta, debo apelar a que en el diseño definitivo sean tomadas en cuenta tres cosas muy importantes: 1) la naturaleza o diseño curricular de la materia (curso, taller, laboratorio, etc.); 2) sus objetivos; y 3) sus líneas de trabajo, que serán traducidas como los criterios de evaluación en los correspondientes formatos. Procedo enseguida a explicar cada cosa:

1.Diseño. A menos que optáramos porque la materia se llamara simplemente “Teatro”, yo insistiría en proponer una modalidad de laboratorio. Nuestra materia no puede ser un taller, porque no debe ser un espacio donde únicamente se maquile, sin desarrollar ninguna reflexión sobre lo realizado, sin investigación contextual y sin la indagación introspectiva que acompaña a todo verdadero trabajo creativo. Un laboratorio, en cambio, incorpora en un mismo ámbito la búsqueda y la propuesta de ideas, la creación y la reflexión. Un laboratorio de teatro convierte la mera puesta en escena en una apuesta escénica, donde sus experimentos son experiencias no sólo artísticas, sino vitales.
2.Objetivo. Tan sólo vista como una continuación del Programa de Lengua y Literatura, nuestra materia de Teatro ya complementa aspectos no bien desarrollados por aquel: la expresión verbal en su vertiente no escrita, que es la oralidad; la expresión corporal, como una habilidad que rebase las ocasiones de las exposiciones de productos meta y problemas eje; la lectura de textos en un nivel innegablemente vivencial, donde necesariamente se requiere de la atención completa del estudiante en el análisis, interpretación, representación y -muy importante- el goce de personajes y sus situaciones. Otros aspectos que también desarrolla el teatro en los estudiantes son habilidades para el trabajo en equipo, la conciencia corporal o propiocepción, la autoestima, la imaginación creativa, la concentración, la condición física, la higiene mental, la cultura general y artística, etc. Por todo esto, el planteamiento del Objetivo General de nuestra asignatura en su versión más resumida debería de ser algo así como: "El estudiante desarrollará una cultura teatral básica, así como habilidades de expresión verbal y corporal, y actitudes constructivas para el trabajo en equipo."
3.Líneas de trabajo y evaluación. El objetivo general de nuestra materia de teatro no es, desde luego, el cultivar actores profesionales, pero sí debería de encausarse sobre la actoralidad, ya que es la actuación el ejercicio claro donde el estudiante desarrollará sus conocimientos de la obra dramática o dramatizada, sobre las convenciones espectaculares y sobre su propia capacidad expresiva; también es actuando en el escenario donde desarrollará sus habilidades expresivas, una vez concientizadas, exploradas y llevadas a nuevos límites en la oralidad y la expresión corporal; y también es como actor, así sea novel o amateur, que el estudiante actualizará sus actitudes acerca del trabajo en equipo, la responsabilidad compartida, el aprender a aprender, y su sensibilidad y creatividad. Todas son competencias que le facilitarán al estudiante establecer relaciones sociales claras y provechosas más allá de su grupo de teatro. A partir de lo anterior, creo que son obvias nuestras líneas de trabajo y, claro, los ejes de orientación para poder evaluar: Teatrología (elemental: convenciones generales de actuación, dramáticas y escénicas), Expresión verbal (oral: dicción, volumen, entonación), Expresión corporal (individual y en relaciones dramáticas en el espacio) y Trabajo en equipo (puntualidad, respeto, solidaridad.)

Es claro que no estoy haciendo otra cosa que desplegar sobre el papel un poco de lo que todos los teatristas consideramos como elemental para una formación teatral en el nivel medio superior, pero entiendo que a veces la pasión por la práctica escénica nos vuelve poco formales en los conceptos escritos. De ahí que espero que las presentes propuestas sean vistas como una herramienta de trabajo para facilitar el diseño final de nuestra materia y no como un intento para imponer por la fuerza mis falibles ideas.

Laboratorio Libertad
Ciudad de México
jpradoz@yahoo.com.mx

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo al igual que el señor jorge prado, que los jovene tomen una materia de actuación y más en PORQUE ESTAN EN SU desarrollo, es importante contar conuna facilidad de hablar y de esponer sus propias ideas y defenderlas.
a demás, los jovenes de la actualidad son más distantes de su propi realidad al utilizar la tecnologia para poder decir le algo a la chica de sus sueños asi que yo creo que los jovenes deben aprender a confiar en ellos, a exponer, hablar con claridad y con yna logíca en su expreción verval como corporal.


MUCHA SUERTE CON SU PONENCIA, ESPERO VER PRONTO ENSU BLOGS, CON LA NOTICIA QUE SI APOYARON SU OPUESTPR A DE MATERIA.
SALUDOS Y MUCHA SUERTE.